Seguramente Patanjali jamás imaginó que su ciencia llegaría tan lejos

viernes, 13 de mayo de 2011

Contrapesos occidentales

Wagner y Bruno. ¿Por qué? Porque Occidente, a través de estos dos puntales y de muchos otros, también rezuma espiritualidad. Es cierto que en Oriente el espíritu se hace patente de múltiples formas, pero el hecho de que parezca que los occidentales carecemos –que no es el caso– de tecnologías explícitas para la transformación de la conciencia, no quiere decir nada.

O tal vez mucho. A lo mejor es imposible pensar, o planificar, la forma de iluminarnos, por mucha técnica contemplativa que tengamos a mano. Si la iluminación es como una cura, esto es casi una cosa cierta. Porque, tal como asegura Janov, quizá no podamos pensar la forma de curarnos.


Y es que la cura probablemente habrá que encontrarla en el dominio de los sentimientos, y no tanto en el de la razón, con sus planes, sus previsiones, sus caminos ciertos, sus metas. Los Discípulos también apuntan en esa dirección. Discípulos no–racionales, occidentalmente imprevisibles, pero occidentales al fin y al cabo. Aún habrá que definir un samadhi y un nirvana para ellos.

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