Seguramente Patanjali jamás imaginó que su ciencia llegaría tan lejos

jueves, 21 de marzo de 2013

Ranúnculos, la luna y un zorro muerto

Según se cuenta, cuando el príncipe Siddhārta decidió salir de su palacio, vio consecutivamente a un anciano, un enfermo, un cadáver y un asceta, lo que se suele conocer como las cuatro señales o los cuatro signos, que serían las que a la postre le harían emprender su camino hacia la buddheidad.


Ayer, a lo largo de mi yoga errante, también encontré cuatro señales, marcas de la temporalidad de todas las cosas: ranúnculos en las charcas (indicio de la incipiente primavera), cuarto creciente de luna en el cenit y un zorro muerto en la carretera.


Al ver la cuarta señal: las estrellas en el cielo (también temporales a pesar de parecer eternas), entendí que la hora de volver a casa había llegado.