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la única forma de que un libro pueda verse en una librería |
Hasta monté un puesto propio para regalar marcapáginas; ambulante, eso sí, pero de fácil quita y pon. He de decir que me sentí más pequeño que nadie entre tanto monstruo literario, pero Los Discípulos supieron sobreponerse bastante bien. Y es que son únicos en su especie.
Queda mucho por ganar y poco por perder. Nuestras fuerzas, las mismas que se multiplican a la hora de reivindicar el valor de este trabajo, el arte de escribir como oficio racionalmente valorado y remunerado, y el derecho a formar parte de la inmortal galaxia de la literatura, siguen intactas. Aunque hagan falta carteles más grandes.
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