Una de las ruedas traseras de mi Opel
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Todo está listo para que las ruedas de mi Opel comiencen a
rodar otra vez en lo que será un nuevo curso yóguico. Por supuesto, servirá
para seguir diseminando por toda la región las enseñanzas de Patanjali y
compañía.
La odisea continúa, el samsara sigue dando vueltas. En esta
ocasión con la intención de profundizar algo más en el arte de las asanas, los
mantras y las meditaciones. Parece evidente que mi ciclo samsárico particular
está determinado por las revoluciones de los nuemáticos de mi coche.
Esto significa que este año recorreré alrededor de 380 kilómetros a la
semana, 1520 al mes, un número ligeramente inferior al de otros años, y 13680 en
total. Teniendo en cuenta la circunferencia aproximada de mis neumáticos (190 cm .) y haciendo la
cuenta correspondiente, me sale que cada uno de ellos dará unos siete millones
de vueltas.
A la
vista de todo esto, tengo claro que mi coche se merece un descanso, aunque no
sé cuándo será eso posible, y que él es el protagonista silencioso de todas mis
peripecias. Si a veces creo sentirme más cerca del nirvana, es gracias al
trabajo de esas llantas plateadas.
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