Los Discípulos están comenzando a padecer el “síndrome del lomo” (sólo visible el lomo del libro en algún remoto estante de las librerías; o lo que es peor, ya en el almacén, ni siquiera a la vista del público). Ante esto, creo que se hace necesaria una reacción.
Redoblo mis esfuerzos de marketing. Esto supone unas dos horas diarias de media (¿cuánto tiempo más habrá que invertir?) frente al ordenador: enviar y contestar e-mails, navegar en la blogosfera literaria y en la yogasfera tratando de encontrar posibles interesados en el libro, etc.
Se me pasan por la cabeza todo tipo de cosas: desde recorrer librerías con el chiringuito a cuestas (a lo Eloy Moreno), visitar centros de yoga en los que el libro pueda estar presente (ardua tarea), contactar con famosos que puedan darme una opinión sobre el libro (preferiblemente de la esfera literato-yóguica), hasta publicar el libro en Amazon en formato digital (una opción no demasiado lejana).
Si hacerse un hueco en el mundo de la literatura es cuestión de codos, los míos, que son bastante puntiagudos, no van a dejar de intentarlo. De momento, tenemos dos posibles presentaciones en el horizonte: Majadahonda y Salamanca (de nuevo).
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