Sin duda. Los Discípulos son, por encima de todo, un ejercicio de creatividad espiritual. Y, sólo por eso, sobrepasan, y creo que con mucho, a la gran masa de libros sobre yoga que pueden encontrarse en el mercado.
Porque se alejan deliberadamente de la literalidad de los grandes tratados y de las grandes lecciones, y porque invitan a mirar con nuevos ojos la milenaria ciencia de Patanjali. Nada de asanas petrificadas ni de serios yoguis ascéticos.
Creatividad versus tradicionalismo. Ése es el debate que quieren inaugurar. Se trata, ni más ni menos, de explorar los caminos que nos conduzcan a una espiritualidad verdaderamente moderna dentro del contexto del propio yoga. Porque lo espiritual probablemente se define (se crea) a cada instante.
Los textos tradicionales, por supuesto, son una referencia para todos, pero no pueden ser la única en un mundo de cambio incesante y de innovación permanente. Del yoga de escuela al yoga de autor, de las autoridades tradicionales a la autoridad interior que echa raíces en el contexto vital de cada uno.
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